En este artículo explicaremos de manera sencilla cómo maximizar la resistencia del concreto desde su fabricación. Además, veremos cómo optimizar los procesos de producción de este material y cómo la automatización por medio de un software puede aumentar los niveles de eficiencia y calidad en el proceso.
La composición del concreto procede de una mezcla de cemento, arena, grava, agua y aditivos. Dependiendo del uso que este material tenga en la obra, existen diferentes equipos y procesos de mezclado.
Lo ideal es procurar que los desplazamientos internos y desde la planta hasta la construcción, sean mínimos. De esta manera, es posible mejorar el rendimiento de los materiales, las eficiencias de mezclado y la calidad del concreto.
Además, es importante que cada uno de los elementos en la composición del concreto tengan una báscula propia al dosificar, de modo que los cambios en el pesaje no induzcan a errores o puedan descalibrar la báscula.
Especialistas del sector coinciden en que los factores que afectan la calidad del concreto podrían clasificarse en las categorías de materiales, mano de obra, medio ambiente, métodos y maquinaria.
Controlar estos factores es posible mediante algunas previsiones sobre:
En cuanto a los materiales, es importante conocer las características de los agregados (tamaño, coeficiente de forma y porcentaje de absorción), dado que estos determinan el grado en que se puede trabajar el concreto fresco.
Además, es clave conocer la adherencia, textura y composición del material.
Es importante procurar que las jornadas de los trabajadores sean justas en tiempo y que las condiciones de trabajo en la obra garanticen seguridad y bienestar.
Se ha encontrado que circunstancias como laborar en temperaturas elevadas o demasiado bajas ponen en riesgo a los trabajadores y disminuyen los niveles de productividad.
Así como las condiciones ambientales que afectan directamente al concreto, como lo son el viento excesivo y humedad excesiva en la superficie del colado.
En cuanto a los métodos de fabricación, la temperatura vuelve a ser un factor determinante, pero esta vez vinculado a la fundición del concreto. Al respecto, una investigación de Burg en 1996, confirmó que a partir de los 23 °C, el asentamiento del concreto decrece o incrementa alrededor de 20 mm por cada 10 °C de aumento o disminución.
De igual manera, influyen en la presión y prevención del riesgo de colapso, aspectos como la velocidad del colado, el modo de vibración y el asentamiento del concreto.
El uso de equipo y herramientas especializadas en cada una de las fases del proceso es crucial para eliminar las variaciones en la calidad del concreto durante la etapa de vaciado.
Para comprobar cómo influye la selección de maquinaria en la producción, se han llevado a cabo estudios que analizan la estabilidad de la mezcla, concluyendo que la uniformidad del concreto se puede controlar a través del uso de maquinaria que garantice un diseño y preparación adecuada de la mezcla.
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Optimizar la producción de concreto es básico para garantizar su eficiencia y calidad durante la vida útil del proyecto.
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